Texto del Evangelio (Jn 1,1-18):En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la espera, andaban todos
pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo;
respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el
que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus
sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».
Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también
Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el
Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del
cielo: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido».
Frase para reflexionar el día de hoy: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido».
Comentario: En el Evangelio de hoy contemplamos a Jesús ya adulto. El niño del Pesebre se hace un hombre
completo, maduro y respetable, y llega el momento en el que ha de
trabajar en la obra que el Padre le ha confiado. Así es como le
encontramos en el Jordán en el momento de empezar esta labor: uno más en
la fila de aquellos contemporáneos suyos que iban a escuchar a Juan y a
pedirle el baño del bautismo, como signo de purificación y renovación
interior.
Allí, Jesús es descubierto y señalado por Dios:«Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido». Es la etapa preparatoria del gran camino que está dispuesto a emprender y
que le conducirá hasta la Cruz. Es el primer acto de su vida pública,
su investidura como Mesías.
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