- Para reflexionar el día de hoy:
- "Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios"
Mc 14,1—15,47
- «Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios» (Mc 15,39). El
evangelista tiene mucho cuidado en poner estas palabras en labios de un
centurión romano, que atónito, había asistido a una más de entre tantas
ejecuciones que le debería tocar presenciar en función de su estancia en
un país extranjero y sometido.
No debe ser fácil preguntarse qué debió ver en Aquel rostro -a duras
penas humano- como para emitir semejante expresión. De una manera u otra
debió descubrir un rostro inocente, alguien abandonado y quizá
traicionado, a merced de intereses particulares; o quizá alguien que era
objeto de una injusticia en medio de una sociedad no muy justa; alguien
que calla, soporta e, incluso, misteriosamente acepta todo lo que se le
está viniendo encima. Quizá, incluso, podría llegar a sentirse
colaborando en una injusticia ante la cual él no mueve ni un dedo por
impedirla, como tantos otros se lavan las manos ante los problemas de
los demás.
La imagen de aquel centurión romano es la imagen de la Humanidad que
contempla. Es, al mismo tiempo, la profesión de fe de un pagano. Jesús
muere solo, inocente, golpeado, abandonado y confiado a la vez, con un
sentido profundo de su misión, con los "restos de amor" que los golpes
le han dejado en su cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario